Así como cuando duermes en otra casa y despiertas y no sabes donde estas, o cuando cambias de lugar los muebles de tu pieza y te despierta el sol en la cara, así me siento al fijar mi mirada ante tan extraño y encantador lugar, donde mi estomago se pone un poco loco y lo peor es que no pretendo ordenar el tumulto de alas que ronda mi ombligo.... que rondas mi ombligo. La entrega del sentir, del ser natural y dejar el miedo, en esas salas me paso todo el día, mientras de la nada el viento me sorprende y me somete en un cálido lugar, tan cálido que parecería muy agradable permanecer ahí quieto en silencio, perdido en los colores nuevo, en los colores del extraño de esos ojos morochos, donde el tiempo no corre, por que no siento el tic tac que apura mis días, por que el estar cerca pone a prueba mis piernas. por que una aventura podría ser una gran felicidad, por que la verdad espera ser susurrada al oído. seria capas de lamer las heridas y acariciar las marcas que dejaron, el boleto para el viaje aun esta atrapado en el inseguro pensamiento...
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