lunes, 16 de septiembre de 2013

Desasosiego


La tormenta ya había sido anticipada por las estrellas ante los ojos dormidos, el desierto de pétalos amarillos y azules desaparecía haciéndolo imperceptible ante el tacto del mendigo de hojas, la noche se pinto de colores oscuros y las raíces de los pinos bañaron de rancia humedad los oídos, la mirada se detuvo durante mucho tiempo y el frío se sentía en sus ojos, el miedo envolvió el espíritu dejándolo casi inmóvil, nada delante, nada detrás, mucho menos a los lados, ni dentro ni fuera, los colores mas oscuros arruinaban la bella pintura de viento y agua, al igual como bailaba el vino entre sus labios pintándolos de imagen sucia. Situación desmerecedora de placer, de que los pómulos dejaron de levantarse  y los ojos perdieron aun mas fuerza, el sol constante encegueciendo al los morochos, aquellos únicos culpables de semejante remolino.
He de estar navegando por las noches en las maravilla de mis vientos, demoliendo nubes donde mis poros absorberán los escombros fortaleciendo al guerrero, preparando colores para el cambio de estación, que los vientos ahora son mas fuertes, igual divertidos….

Los encantos de los días donde la sangre, las cordilleras y el mar maquillan los muros  dejando sonrisas y ganas de elevar –elevarte. 

martes, 10 de septiembre de 2013

Aun desde el cielo

Mientras aquel ser sensual formaba su sonrisa repetidamente rara hasta hermosa, se pasa de rara a hermosa...
Los asientos ya estaban designados, el silencio impuesto por el amplio salón, vestido de carne fría me apodere del lugar, bañe cada rincón con el aroma recordado, me podría haber sacado los ojos para ponerlos en la nuca y así no perderme ni un segundo de su excitante seriedad, esa que genera escudos impenetrables, esa que con ayuda de la ansiedad atormento mis noches...

Solo tengo mis dos ojos para demostrar lo que mis labios no pronuncia, es ese temor el que envuelve la cabeza tapando mi boca con seda de putrefacto miedo; Quizá le debo mas informaciones de las que pude recoger en la muy variadas situaciones de mi propia vida. La palabra escrita me enseño a escuchar la voz humana, un poco como las grandes actitudes inmóviles de las estatuas me enseñaron a apreciar los gestos. En cambio, y posteriormente, la vida me aclaro los libros.
Y lo trivial en un comienzo, enriquecía pero también simplificaba mi vida, el porvenir ya no importaba, y las estrellas no fueron mas que unos admirables diseños en la bóvedas del cielo, deje también de preguntar a los oráculos, mi tiempo está medido por unidades aun mas pequeñas, no obstante se la confianza que eh depositados en el extraño juego de remolinos de colores que deparan los astros, que dejan pancartas por las calles informando que la fluidez de la vida corre como un manantial poco abundante pero incesante.

lunes, 2 de septiembre de 2013

como un virus

Mientras sus palabras son frondosas ramas, al igual como las que tengo en mi cabeza, al igual como los paisajes mas hermosos, al igual que la tarde que se creo el puente, yo respiro cerrando mis ojos, disfrutando de las caricias del viento.

El silencio dejo estragos en mis rincones, los arboles se enojaron conmigo, me dieron golpes con sus mas duras hojas, mientras el cielo me regalo colores, donde imagine deslizarme y cerré los ojos para que aparecieran los pensados, los ojos pensados. El sol sorprendió mis ventanas y el en su mundo también fue sorprendido.
Y sin pedir permiso, sin ruidos, sin olores, sin vientos, nada indico lo que al siguiente paso se venia y es mejor asi, abrí las puertas que deje cerradas con la fuerza del brazo derecho, que cerré con agua en mi rostro, con las pestañas pesadas, con la mirada al suelo, con la fe perdida con el miedo de bienvenida... ahora se atrevieron a mover mi suelo y me es imposible mantener mis pasos firmes con tanto caos, cerrar los ojos significa que aparecerán eso cristales morochos, que danzaran como las hojas en otoño, como las copas de los arboles en septiembre, como el calor en las pieles en verano, como el revote de la lluvia en invierno, como los colores en primavera, como el sauce que acostumbro a contemplar cuando recupero mi espíritu y en mi alma está la voluntad mientras danza y danza, hasta que los dormidos ojos recuperan la luz.

Ahora a derramar pintura como hoy lo demostró el cielo, como hoy mi nudo de la duda ajena se desato gracias a los colores mágico y perfectos.
Los elefantes me enseñaron a peinar mis alas y cuidarlas para volar en calma, con rapidez cuando sea necesario, con euforia al segundo que se sienta, a respetar otras alas y acompañar el vuelo, a no sentir miedo por los nuevos cielos que traen vientos también nuevos, también a dejar volar en soledad para comprender las guerras emocionales, a cuidar también las alas ajenas, las que quieran acompañarme y sonreír por la maravilla de volar y si es de aterrizar lo haré sin levantar polvo.