martes, 10 de septiembre de 2013

Aun desde el cielo

Mientras aquel ser sensual formaba su sonrisa repetidamente rara hasta hermosa, se pasa de rara a hermosa...
Los asientos ya estaban designados, el silencio impuesto por el amplio salón, vestido de carne fría me apodere del lugar, bañe cada rincón con el aroma recordado, me podría haber sacado los ojos para ponerlos en la nuca y así no perderme ni un segundo de su excitante seriedad, esa que genera escudos impenetrables, esa que con ayuda de la ansiedad atormento mis noches...

Solo tengo mis dos ojos para demostrar lo que mis labios no pronuncia, es ese temor el que envuelve la cabeza tapando mi boca con seda de putrefacto miedo; Quizá le debo mas informaciones de las que pude recoger en la muy variadas situaciones de mi propia vida. La palabra escrita me enseño a escuchar la voz humana, un poco como las grandes actitudes inmóviles de las estatuas me enseñaron a apreciar los gestos. En cambio, y posteriormente, la vida me aclaro los libros.
Y lo trivial en un comienzo, enriquecía pero también simplificaba mi vida, el porvenir ya no importaba, y las estrellas no fueron mas que unos admirables diseños en la bóvedas del cielo, deje también de preguntar a los oráculos, mi tiempo está medido por unidades aun mas pequeñas, no obstante se la confianza que eh depositados en el extraño juego de remolinos de colores que deparan los astros, que dejan pancartas por las calles informando que la fluidez de la vida corre como un manantial poco abundante pero incesante.

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